sábado, 25 de septiembre de 2010

Siete colores

Cada tanto recuerdo esa foto, una foto de hace unos veranos atrás en el norte. Mi amiga como siempre distraída se encontraba en el centro y quien escribe a su lado. Era una tarde en la que el sol rasgaba las piedras, los turistas que paseaban por todos lados no se daban por aludidos de que nosotros nos encontrábamos allí esperando que mi hermano apretara el botón de la cámara. Lo que importaba en ese lugar eran esos cerros inmersos, todos llenos de colores y de vida. Recuerdo la gente del lugar vendiendo artesanías, los locales, las combis de las excursiones, la calidez del ambiente. Rodeada de tantos paisaje viví uno de los momentos más placenteros, uno se sentía una pequeñez ante tanta inmensidad. Tengo que agradecer que en la foto no se notara el cansancio del viaje, el apunamiento, el calor de una típica tarde de verano en Purmamarca, Jujuy. Estuvimos recorriendo esos pagos varias horas hasta que decidimos volver a subirnos a un micro, esa noche me acuerdo que la pasamos en un hotel en un pueblo cerca del centro de Salta. Anduvimos varios días así, recorriendo rutas, viajando, disfrutando. Siempre tengo presente esa imagen, siempre tengo presente el deseo de volver allí.

María del Pilar Sosa Paz

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