lunes, 27 de septiembre de 2010

Instrucciones para encender la luz

Si usted tiene el sistema tradicional de tecla o botón siga las siguientes instrucciones. En caso de poseer algún sistema menos usual como el encendido por medio de aplausos, perilla reguladora de intensidad, o si aún utiliza velas, o faroles a gas, este material le resultará incompatible.

En primer lugar es necesario verificar que todos los elementos necesarios estén correctamente instalados. Principalmente es necesario contar con una lamparita en su respectivo porta lámparas, con su instalación eléctrica correspondiente en buenas condiciones, y por supuesto la factura de la luz paga, o, en todo caso, alguna fuente generadora de energía propia.

Una vez verificado lo anteriormente mencionado, podemos proceder al encendido propiamente dicho. Coloque su dedo sobre la tecla de encendido/apagado (si bien puede ser cualquiera, suele resultar más cómodo utilizar el índice, también puede usar más de uno a la vez, aunque esto queda a gusto del usuario), y presione con suficiente fuerza como para inclinar la tecla al lado contrario, o en caso de ser un botón, como para que este se hunda. Es importante no realizar demasiada fuerza, o podría romper el botón o tecla. Otra cosa que es importante es que la luz se encuentre previamente apagada, de otra forma no conseguirá más que el efecto contrario al pretendido.

Si luego de realizar todo esto la luz no se enciende, puede ocurrir que la lámpara esté quemada. Cambié la lámpara por otra nueva, y vuelva a intentarlo.

Pero cuidado, es importante tener en mente siempre algunas precauciones. Se recomienda no encender descalzo, y aún menos estando mojado. ¡Si no se siguen estas recomendaciones, pone en peligro su vida! Más todavía si comete ambas faltas a la vez. Son conocidos los casos fatales producidos por descuidos de este tipo, con descargas eléctricas tan fuertes que han llegado a reducir cuerpos a cenizas. En otros casos más afortunados solo se reciben patadas que hacen volar al descuidado unos cuantos metros, aunque no siempre resultan ser afortunados, pues en oportunidades terminan golpeándose contra alguna pared o saliendo justo por una ventana de un piso catorce con el mismo resultado que con las descargas eléctricas extremas. Por último, menos conocidos pero no por eso menos reales, existen casos en que algunas personas se quedan pegadas, teniendo que vivir el resto de su vida con una tecla en el dedo.


Agustin Ariztegui

No hay comentarios:

Publicar un comentario