miércoles, 22 de septiembre de 2010

30 puntos de rating

Comienza a hablar.

Lucas apareció muerto en el asiento trasero de su auto en pleno centro porteño. La primera nota publicada en el diario describía en profundidad y con lujo de detalles en la posición en que lo encontraron. Decía que estaba sentado con la cabeza hacia atrás, con aire a dormido pero con los ojos entreabiertos y la boca sellada, con una mano apoyada sobre la pierna y la otra caída a un costado del cuerpo. Estaba lejos de ser una imagen tétrica. Describía también sus ropas y el periodista encargado de la redacción sacó sus primeras conclusiones sobre a qué clase social pertenecía, cuál era su trabajo y quiénes y cómo eran sus amigos y familia.

Un fotógrafo, el primero en llegar al lugar del hecho, capturó a la perfección la escena. No sólo logró fotografiar a Lucas dentro del auto sino que sacó una foto en la que su rostro salió iluminado con la luz del atardecer, y esta le daba aspecto angelical. Sus facciones que eran suaves y su última expresión tan tierna ayudaron a generar el efecto. Antes de publicar la foto que luego sería vendida a periódicos del interior e internacionales, le hizo algo de photoshop. Así arregló incluso un poco los colores de la imagen. Se lo felicitó por tal logro, siendo realistas es imposible logar ese tono tan saludable en la piel sólo con buena luz.

En la radio se decía que quien dio aviso a la policía y los medios permanecía en anonimato y por tal razón se sospechaba que hubiese sido un asesinato y no una muerte natural. El cuerpo fue trasladado a los forenses a la hora de haberlo encontrado para dar cuenta de cuáles fueron las causas que llevaron al descenso. A primera vista, no había signos de violencia, al menos, eso declaró el jefe de la policía científica para el que años atrás había sido un reconocido canal de noticias.

Se dio aviso a Dora, su madre, y Milagros, su novia, enseguida, nadie sabía quién las había llamado. Ambas se presentaron para reconocer el cuerpo. Mario, su mejor amigo, según se dijo también estuvo presente. Nada se supo de cómo fue la reacción dentro o si era o no el cuerpo de su familiar. Al ver que ellas salieron de la morgue llorando, siendo este el más fiel signo de afirmación ante situaciones de estas características, los noteros confirmaron en vivo y directo la identidad del joven fallecido. Se las fotografío y persiguió con cámaras, pero a los periodistas se les hizo imposible hablar con ellas. Todos los noticieros mostraban sus rostros amargados, sus ojos llenos de tristeza, odio y resentimiento hacia la vida. Los televidentes pudieron embeberse de ese dolor gracias a las tomas, gracias a las palabras conmovedoras que decían los noteros del canal mientras describían la desgracia de esta gente.

Al único que pudieron sacarle unas palabras fue a Mario. Él dijo ante las cámaras que Lucas le contaba a diario los problemas que le causaba su madre y que estaba pensando en internarla en un centro psiquiátrico. “¡Esa mujer está loca!” dijo Mario con rabia. La imagen fue tomada por la cámara izquierda, la única de todas las ubicadas en el lugar que logró filmar esa declaración pública. Se comentó que Dora no había dejado que el amigo ingresase a reconocer el cuerpo.
Dado que no se podía garantizar que hubiera muerto por causas naturales, se decidió tomar declaraciones de Dora y Milagros en la comisaría de la zona. La idea era que cuenten si lo habían visto el día anterior o si tenían sospechas de que Lucas hubiese estado involucrado en asuntos ilegales. Porque de ser un asesinato estaba realmente bien encubierto. Lo curioso fue que los testimonios resultaron contrarios, ellas se acusaron entre sí. Esto fue algo que nadie esperaba, ni la Federal, ni los medios, sin dudas mucho menos la gente que seguía el caso día a día por las noticias. Dora dijo que nunca confió en la novia de su hijo. Según ella, él merecía algo mejor. “Esa chica es una vividora” repetía a gritos una y otra vez, la dolida mujer. Milagros declaró haber pasado la noche con él y que se había ido poco después de las tres de la tarde del departamento. Dijo que Lucas le contó que iba a juntarse a tomar mates con Mario, en una plaza. La muchacha estaba devastada cuando la fueron a buscar para llevarla a la comisaría, no paraba de llorar, este momento fue primera plana.

El matutino publicó una crónica sobre lo que había vivido el muchacho el día anterior. Nadie sabía cómo se recolectó tal información. Parecía escrita por un novelista. Todo lo que había hecho se describió y hasta se expusieron sus posibles conversaciones y pensamientos.

Contaba que la noche anterior al crimen, el joven había tenido una fuerte discusión con su madre. Una discusión basada en celos. El problema era que la madre quería cenar con él, pero él ya tenía planeado cenar y dormir en lo de Milagros. Luego de intentar llegar a un acuerdo con la testaruda mujer, el muchacho se fue muy enojado, y un tanto resignado. Esa noche la mujer no cenó, se sentó a mirar un programa de televisión sin pensar en nada, como si nada hubiese pasado.

En el departamento sobre la calle Rodríguez peña, lo esperaba Milagros. Con la comida hecha, vestida como para salir y perfumada seguramente con una fragancia a lirios que guarda sobre su cajonera. Lucas llegó media hora más tarde de lo acordado. Tenía la camisa afuera del pantalón, y su cara de cansancio era imposible de ocultar. El saludo fue sin ánimo, la emoción que tenía Milagros se desvaneció, como si algo dentro suyo se rompiera en el momento del beso. Como siempre, Lucas no noto que algo había cambiado en ella. Estaba muy cerrado en sí mismo, tanto que cuando entró, se sentó directamente en la mesa, esperando a que ella le sirviera la comida.

Se dijo que una vez sentados los dos y con los platos servidos, él le contó lo mucho que le preocupaba su madre, y la relación que ellas tenían. La respuesta que la muchacha dio fue que no se preocupara tanto por la madre y lo que pensaba, que disfrutara su tiempo juntos. No se veían muchas veces por semana. El sonrió, y le hizo un comentario sobre lo bien que había cocinado y ella se sonrojó. Podría decirse que la pasaron bien, pero no tan bien como otras noches.

Al día siguiente, Mario fue encontrarse con Lucas a la plaza, llevó la matera y algo para comer, como habían acordado. El diario aclaró que eran compañeros desde el colegio, se querían como hermanos y se contaban todo. También se dijo que Mario lo había estado esperando hacia una hora, cuando su celular sonó. El llamado era de Dora quien le comunicó que habían encontrado a su amigo, sin vida. La reacción de Mario fue impensada, pero muy comprensible. Claro que le resultó raro que él no llamara, pero como siempre que no llegaba a reunirse con él era porque había discutido con la madre, por eso no se preocupó. Decidió volverse a su casa, que queda a unas cuadras de allí, para dejar la matera. En el camino analizó bien las palabras y la forma en la que la mujer le anunció tal terrible noticia, su conclusión fue que eran frías. Al llegar prendió la televisión, la noticia era verdad y primicia. Así como estaba sin tomarse un minuto partió al lugar del hecho.

Luego de tantas notas periodísticas, de tanta presencia de las cámaras y tales incongruencias en las declaraciones, la policía, los vecinos y conocidos, creyeron que estos tres personajes eran los posibles asesinos. Salió publicado en el sitio web del canal de noticias que a Mario no lo detuvieron, ya que tenía testigos de que había estado sentado en la plaza durante el episodio. Pero que Dora y Milagros no tenían coartada. Encima, se acusaban mutuamente y sus primeros testimonios eran poco creíbles. Sin embargo, remarcaban que las dos estaban angustiadas por la muerte de Lucas. Además se hizo imposible interrogarlas nuevamente.

Finalmente, las detuvieron. Sin embargo, a Dora la dejaron libre a los tres días, pero para internarla en un centro psiquiátrico. La mujer no tenía familia, y la muerte de su hijo la había desestabilizado totalmente. Dado que a la última persona que vio según la crónica fue a su novia, todas las sospechas y acusaciones cayeron sobre ella. Es cierto, que la muchacha estaba dolida por como él la trataba cuando estaba de mal humor, que era seguido. Y que se molestaba mucho cuando él la miraba sin mirar. Que esa noche no fue la mejor, y que cuando se separaron ella lloró por dentro. Pero, jamás, lo hubiese matado. Ella soñaba una vida con él.

Lucas, en cambió ya no tenía sueños. Sabía que él, su madre y su novia nunca formarían una familia. Estaba cansado de todo, no aguantaba la vida que llevaba. Pero, no era razón suficiente como para quitarse la vida.

En cambio quiero confesar que yo sí, yo tenía razones suficientes. Necesitaba una noticia, que sea primicia. Yo nunca llegué a los 30 puntos de rating. Por eso era necesario que la noticia conmocione a la sociedad, y qué mejor que la muerte de un joven de barrio, querido por todos. Qué mejor que un misterio sobre el modo y la forma en que sucedió. Me sorprendí de la ayuda inesperada que recibí. Las pericias tardaron días, eso me ayudó a generar un clima de duda. Por otro lado, jamás iban a descubrir qué causó su muerte. No había en el auto ni en su cuerpo, signos de violencia o presencia de sustancias tóxicas y era un joven de buena salud. Me informé bien y contraté profesionales, puse mi parte para que las cosas se den así. Pagué una fortuna para que las cosas saliesen bien. Puse el cuerpo también por la noticia, estuve medio año siguiendo al muchacho, hasta interferí sus líneas de teléfono y me aburrí escuchando sus conversaciones amorosas de dos horas cada día.

Puedo decir, que general me parecía un buen pibe, les cuento, una vez en un café se me acercó para preguntarme qué era eso que yo tanto escribía. Le dije que era periodista, pero que hacía informes y que por ese día ya había terminado. Entonces, se sentó conmigo. Charlamos, compartimos unos sorbos de café amargo y llegó a confesarme que me reconocía porque siempre nos cruzábamos por el barrio. Como que me conocía de toda la vida. Me hice el desentendido y él nunca sospechó de mis intenciones. En verdad, era un ingenuo. Me venía perfecto para el plan.

Silencio incómodo por unos minutos.

Bueno, no puedo decir más que lo que dije. Espero que sepan entender el por qué de mi obrar. Insisto mi canal de televisión no anda muy bien económicamente. En realidad, lo que realmente me impulsó a hacerlo fue saber que no somos los más vistos. Juro que me desquicia.

Por último, quiero agradecerles a los televidentes, a los que están escuchando por radio o por la web. De verdad, de corazón, gracias, gracias por escucharme, nunca tuve tanto rating con programas en vivo. Lo que hice, lo hice por ustedes. Por su reconocimiento.

Se apagan las cámaras, se bajan las luces. Entra la policía y lo detienen.

Marina Tschiffely.

1 comentario:

  1. Muy bueno Mariii!! y muy bueno quedó el blog, me encantó la imagen, el diseño, todo!
    Sole

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