No quería reconocerlo pero la verdad era evidente. Seguía repitiéndose a sí mismo y a los demás que estaba entero pero cada tanto un pedazo se le caía al suelo y el lo recogía y lo guardaba en un cajón de su cómoda. Los iba juntando y cual rompecabezas trataba de armarlo todo de vuelta.
Tenía la esperanza de juntar todos los pedazos y ponerlos en su lugar. Pegarlo todo con cinta y que volviera a funcionar como solía hacerlo. Imposible.
Él sabía en el fondo que ese corazón roto podía remendarse pero que jamás volvería a ser el mismo.
CANO, Denise
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