viernes, 28 de mayo de 2010

La cama voladora.

La cama que les voy a presentar no es una cama convencional. Es el pasaporte a lugares exóticos e inexplorados. Es un aeropuerto con base de operaciones en la casa de quien la posee. Tiene un piloto y una azafata personal para atender el servicio durante el viaje. Permite viajar acompañado o solos. No hace falta preparar el equipaje para realizar un viaje en ella ya que todo lo que necesitamos está al alcance de nuestras manos. Tampoco se necesita confirmar con antelación el viaje porque el mismo comienza cuando y donde nosotros elijamos.

Una vez que el viaje empieza se pueden realizar una cantidad ilimitada de escalas. Los escenarios vistos desde el cielo y en tierra firme pueden ser como nos los imaginábamos antes de emprender vuelo o quizás podemos encontrar alguna que otra sorpresa. Allí podemos hablar con personas tan distintas como interesantes. Todos nos conocen y esperan nuestra visita. Pero no siempre volvemos a contactarnos con estas personas.

Hay que tener en cuenta dos datos antes de emprender nuestro viaje: el primero es la posible turbulencia que se nos puede presentar en pleno vuelo, la cual puede arruinar nuestro recorrido. Pero no hay que temer ya que es momentánea y podemos desviarnos inmediatamente. El segundo y no menos importante es que el viaje no termina cuando nosotros queremos sino cuando suena la bocina del avión o cuando el piloto decide. Por ello hay que aprovechar cada instante al máximo antes que tengamos que emprender el regreso al aeropuerto de salida.

Matías Schneider.

1 comentario:

  1. bien ahí Mati, está muy divertida!, y me gustó mucho que te da a entender todo el tema de los sueños sin casi darte pistas. bah por lo menos yo lo interpreté así, ta buena la frase "el viaje no termina cuando nosotros queremos sino cuando suena la bocina del avión o cuando el piloto decide."

    ResponderEliminar