martes, 27 de abril de 2010

Aparentar.

Por: Marina Soledad Tschiffely

Imita a una fotografía de los años veinte, por eso está en sepia. El color de antaño, de la nostalgia. Es de buen tamaño y simula tener grano, para hacer creer que fue sacada con cámara analógica. Fue tomada en un estudio, donde el fondo pintado a mano es una fiel copia del característico arco en la entrada de Miramar.

Sólo falta Euge. Nos habíamos ido de vacaciones y ella no pudo venir. Estamos disfrazadas con trajes de baños anticuados, a lunares y con puntilla. Son de tres piezas, conformados por un cuasi pantalón por debajo de la rodilla con una especie de blusa manga tres cuartos y un intento de sombrero con muchos volados. Tres de nosotras tenemos sombrillas para cubrirnos del supuesto sol del medio día; dos sostienen una pelota playera debajo del brazo y hay una que abraza un salvavidas propio de la época.

Una milésima de segundo fue lo que tardó la cámara en capturar esa imagen y con ella el recuerdo los 10 diez espectaculares días que pasamos juntas. En la foto aparentamos ser de otra época, copiamos los trajes y las poses, hasta parecemos de más edad. Pero por suerte, nos fue imposible disimular lo feliz que éramos por esos días. Las sonrisas en nuestros rostros no mienten. Por eso me alegro mucho cada vez que la observo, me hace saber que ninguna de mis amigas fingió, al menos en ese momento.

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