sábado, 30 de octubre de 2010

De la existencia del corazón de piedra. Capítulo I

“Tiene el corazón de piedra”, eso se dice de las personas que no muestran sus sentimientos, que los esconden, o que no se conmueven por nada. Por lo tanto, podemos deducir que casi siempre este término es utilizado de forma negativa. Pero, partamos de la base, ¿Se puede tener el corazón de piedra? Y en el caso de que se pueda, ¿es eso malo? Veamos los hechos:

1- Se ha corroborado que aquellas personas que no se conmueven con nada, generalmente caminan cabizbajos, con la mirada al suelo y la espalda encorvada. ¿Por qué es esto? Se podría pensar tranquilamente que esto se debe al peso del corazón, que hace presión por la ley de la gravedad, tirando el cuerpo hacia el centro de la tierra, dejando a la persona con esa característica posición encorvada.

2- A la vez, contados estudiantes de medicina, científicos especializados en la anatomía humana, y médicos recibidos, han decretado enérgica y concluyentemente, que el corazón es un órgano musculoso y cónico que funciona como una bomba, llevando la sangre hacia todo el cuerpo, por medio de las venas. Y que por lo tanto, no puede ser ni duro, ni de piedra.

Entonces, ¿Qué debemos pensar de la frase “tiene el corazón de piedra”? ¿Son puras patrañas o está fundamentada sobre algún argumento válido?

Personalmente, creo haber conocido varias personas con el corazón de piedra. Por lo tanto, no me conformé con la terminante respuesta de los mencionados en el punto 2, y me obsesioné con el tema del corazón al punto de no poder dormir por ello.

Comencé una exhaustiva investigación. Encontré que se puede hablar de varios tipos de corazones, no solo el de piedra. También está el de arcilla, el de vidrio, carbón, plomo y hasta el de barro. Igualmente me quise concentrar en el corazón de piedra, que era el que me desvelaba hacía meses.

Pasé horas y horas clasificando corazones, haciendo gráficos, estadísticas y demás. Después de un tiempo pude realizar una primera afirmación: que efectivamente los corazones de piedra existen, y que además, se puede notar de qué tipo de piedra son. Así, puedo nombrar acertadamente los siguientes corazones de piedra: el corazón de piedra de mármol (más frío que los otros); de cuarzo (se pueden transformar en arcilla y vidrio transparente, pero se necesita de tiempo y paciencia); de roca energética (tienen más energía que los demás, valga la redundancia); de roca volcánica (se caracterizan por ser fogosos e impulsivos); de turmalina negra (un corazón inmune a la envidia). Existen muchos tipos más de corazones de piedra, pero con los que ya nombré puedo pasar a exclamar una segunda afirmación: tener un corazón de piedra no es siempre malo, y no se debe reducir el término a personas que no se conmueven con nada.

Tener un corazón de piedra puede ser muy bueno. Por ejemplo, tener un corazón de roca energética puede resultar muy provechoso en la vida. O si uno es muy exitoso, un corazón de turmalina negra es ideal. También está la afinidad existente entre el corazón de mármol y el de roca volcánica. En una relación amorosa, el contraste entre frío y fuego puede ser excelente. Existen varias combinaciones de corazones de piedra que funcionan a la perfección. Pero la clasificación de éstas la dejaré para otro capítulo, el cual escribiré algún día entre hoy, y el día en que mi corazón de piedra se haga añicos.


Soledad Salazar

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