sábado, 5 de junio de 2010

De islas y palabras

Las islas emergen sobre una gran cantidad de agua. Rompen con esa imagen continua y repetida. La inmensidad del mar se “corta” con la aparición de esos pedazos de tierra, arena y árboles.

Las islas son amplias, peligrosas y difíciles de atravesar. O bien, pequeñas, fáciles y tranquilas.

Las palabras también. Afloran acabando con la casi eternidad y quietud del silencio. De manera aislada o acompañada de otras, las palabras se presentan, al igual que las islas, como aquellas presencias que rompen con la ausencia.

Ante el enorme mar, esos trozos de tierra. Ante el silencio, las palabras.

Ahora bien, si se intenta ver en dónde pueden aparecer, se caerá en la cuenta de que éstas no existen en cualquier momento y lugar. Así es como, definitivamente, un velorio o la hora del sueño son situaciones propicias para que reine el silencio, mientras que un cumpleaños se presenta como el momento ideal para que afloren las silabas, las palabras e incluso las frases.

Estas presencias, pueden presentarse solas o extensamente acompañadas, de eso dependerá la duración del silencio. Y así como cada inmensidad de agua será corrompida por un tipo de isla, cada ausencia será invadida por un tipo de palabra. Admiración, sorpresa, enojo, tristeza o felicidad, las variedades son muchas y lo que expresan, también.

Finalmente existirán esos factores, tal como la muerte, que harán reinar, en algunos casos, al silencio. Así como la isla abandonará, en alguna ocasión y por algún suceso natural, esa inmensidad de agua.

Dolores Díaz de Maura

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