sábado, 5 de junio de 2010

Cambio de función

No sabemos cómo, pero un día el auto fue una heladera. Grande fue la sorpresa cuando sus puertas, al ser abiertas, invitaban al disfrute de toda una serie de cosas comestibles. Desde vinos y licores, hasta quesos y porciones de pizza.

Nuestro auto había dejado de ser lo que era para convertirse en ese almacén que mantenía frescos nuestros alimentos. Restaba, ahora, ver si la heladera se encargaría de llevarnos al colegio.

Dolores Díaz de Maura

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