viernes, 28 de mayo de 2010

Instrucciones para pintarse las pestañas

Seguramente emocionado por la cercanía temporal y, por qué no, espacial de algún evento que amerite la prolongación artificial de una parte del cuerpo mediante un procedimiento tal como es untarles cuidadosamente una pasta que aunque no es tinta, tampoco llega a ser pintura, usted se parará frente a un espejo elegido con anterioridad y observará sus ojos con detención.

El primer paso a tener en cuenta es la necesidad de localizar el área en cuestión, generalmente ubicada en las cercanías de los órganos de la visión, más específicamente la parte visible de los globos oculares, que bajo ninguna circunstancia debe confundirse con otras áreas como el iris o la retina a razón de evitar desafortunados accidentes. La zona a considerar lleva el nombre de “pestañas”. Esto es así ya que, bajo una inspección más precisa, que usted seguramente realizará por sí mismo frente al espejo, es notable que, en realidad, se trata de una agrupación de folículos pilosos que generan, en ciertas circunstancias, varios pelos individuales.

En este punto hay dos consideraciones que usted debe tomar seriamente en cuenta: en principio debe procurar (y en el caso de confusiones consultar a un conocido) no confundir el área en cuestión con otra formación similar denominada vulgarmente “ceja”. La cejas, generalmente dos, pueden presentarse en formas y tamaños diversos. Sin embargo podemos encontrar una variedad exótica de organismos que poseen la ventaja adaptativa de tener una sola de estas, lo cual facilita la empresa de no confundirla con las pestañas.

Por otra parte, retomando los riesgos de la tarea que usted ha decidido emprender, vale la pena mencionar que, llegado el caso de una confusión con el sector del ojo a tener en cuenta, se percatará de esto rápidamente a causa de una sensación dolorosa de ardor. Acto seguido, deberá recurrir a algún líquido especializado en su formulación para remover el material mal utilizado. Igualmente importante es la tarea posterior de ignorar la ansiedad por volver a intentarlo y esperar a que el líquido que acertadamente ha administrado se seque para luego volver a comenzar desde el paso uno, enunciado más arriba, procurando no confundir el área nuevamente.

Una vez que la sensación nefasta del ardor no se manifiesta, usted ya está listo para continuar la tarea de untar el material que optamos por denominar genéricamente “pintura” en las pestañas (ver arriba las referencias sobre el tema). Dejamos de lado la explicación inherente a la coloración de la pintura, ya que seguramente usted ha seleccionado aquella que haya preferido entre las demás. Cabe recalcar que la especie humana lleva en su rostro dos ojos, lo que puede hacernos pensar que usted puede utilizar dos colores diferentes en caso de no decidirse.

Una vez seleccionado el color y comenzada la tarea de pintar las pestañas, usted notará que debe remitirse de forma constante al tubo contenedor de la pintura que ha adquirido, seguramente en una farmacia a cambio de cierta cantidad de dinero. En principio, usted habrá reconocido este elemento por ser un cilindro que contiene un material coloreado, que no es ni una lapicera ni un paquete de caramelos, por lo tanto que no es ni utilizable en labores de oficina o de ninguna manera comestible. Seguramente haya visto también que este receptáculo, si es sostenido por su base con una mano y con la otra un individuo gira la parte superior en sentido contrario a las agujas del reloj, se separa en dos, liberándose a su vez una extensión de la parte superior que en su final tiene una material sospechosamente similar a los vellos que forman las pestañas, pero que tenemos evidencia de su artificialidad. La acción que usted llevará a cabo con él, cuya finalidad es incorporar pintura al circuito del pintar, es similar a cerrar el aparato, pero que, en vez de enroscar sus partes, consiste en separarlas de nuevo, ágilmente.

Así, usted repetirá varias veces el ciclo descripto, siempre teniendo cuidado que pestaña y pestaña, que son singulares y forman las pestañas plurales, no queden adheridas por la pintura y formen una única pestaña, ya que esta no posee la cualidad adaptativa de la uni-ceja y es, en efecto, indeseable.

Finalmente, si usted ha logrado completar el proceso con éxito, se le presentarán dos opciones plenamente subjetivas. Si se siente satisfecho con el resultado y considera que ha prolongado lo suficiente los vellos especificados con anterioridad, se mirará al espejo y luego continuará con sus tareas habituales. Por otra parte, llegado el caso de disgustarle el producto, deberá usted de inmediato recurrir a algún elemento oleoso ya que estos por su composición química eliminan el elemento agregado a su biología y, una vez vuelto a la normalidad, volver al comienzo de este texto para prestar más atención a las instrucciones en él enunciadas con el objetivo de alcanzar el éxito y arribar a la opción número uno, recién descripta.

Emilia Cappellini

1 comentario:

  1. jajajaja muy bueno!!
    No sabía que era tan complicado pintarse las pestañas. Menos mal que nunca tuve la necesidad de hacerlo, y espero no tener que hacerlo nunca jaja.

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