En la tristeza definitiva del corredor
De una casa de departamentos
Tú me sufres, tú aposentas
Más no el mago que apaga y enciende
En tu regazo amoroso.
Sufro como una bestia y esta tarde y siempre
Muy lejos de las manos de la tierra
Quién me diera el tiempo en que escribía
No serían cartas de amor si no fuesen ridículas.
Juliana Barnech y Camila Verdugo
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